Cachas de pladur

Los débiles necesitan matar a sus enemigos para dormir tranquilos, los fuertes, duermen tranquilos con sus enemigos vivos.

¿Enemigos? La muerte, la infidelidad, un despido inesperado, la traición de un amigo, la enfermedad, el dolor, la mentira, todos ellos sombras que acechan olfateándonos el trasero en la mayoría de los casos sin llegar a dar la dentellada final. Sombras que amenazan con imponerse a la luz, omnipresentes, pero casi siempre condenadas a vivir aplastadas contra suelos y paredes sin llegar a alzarse y adquirir forma y consistencia. Hasta que lo hacen. Antes o después, del mordisco del azar nadie puede esconderse. A ese enemigo no se le puede matar, la incertidumbre es un rival escurridizo.

¿Matar a la sombra? Si hay luz por defecto hay sombra, una no puede existir sin la otra.
Cuando una mujer da a luz, alumbra por defecto la oscuridad. La misma luz que recibe ese recién nacido por uno de sus lados, hace que por su reverso la oscuridad adquiera forma de sombra. Acabar con la oscuridad lo haría con la luminosidad: si a un lado deja de haber sombra al otro deja de existir luz.

El que golpea primero tiene las de ganar, dicen. Otro mensaje de tirillas que necesitan la estrategia y vivir en un constante estado de alerta para hacerse con la victoria. Eres fuerte, no necesitas anticipar todas las desgracias que podrían acontecerte y cómo solventarlas. Espera. Confía en ti. Sólo cuando la fanfarrona sombra deje la intimidación para pasar a la acción, sólo cuándo recibas el primer golpe en el hígado, saca la rabia que llevas dentro y encara el problema.

Querer aniquilar todas las inseguridades para sentirte seguro es una muestra más de inseguridad.

¿No has visto como las gacelas hacen su vida alrededor de la charca aún viendo a las leonas? Sólo corren cuando se inicia la cacería.
Dedica tu vida a vivirla y, sólo cuando la polvareda delate el inicio de la persecución échate a correr. Hasta entonces ríe, juega, copula, come, duerme, sueña y disfruta, y haz todo esto en el careto de las leonas. Eres muy veloz, no necesitas ir siempre un paso por delante. Eso lo necesitan los cojos. ¿Y si soy cojo? No lo eres. Nadie lo es. Pero el que quiere controlar el futuro acaba cojeando.

El rumor del olvido.