Querida empatía.

Hay dos motivos importantes por los que harías bien en mantener en buena forma tu empatía.

La empatía hace que los avatares causados por personas sean menos dolorosos. La gente suele decir que bastante tienen con lo que les han hecho sufrir cómo para encima empatizar, ponerse en el lugar del otro. Este es uno de los primeros errores, pensar que la empatía ayuda más al verdugo que a la víctima; cuando si no hay verdugo, no puede haber víctima. Hay personas que hacen las cosas mal y es bueno que reciban consecuencias por sus actos, pero a nadie nos interesa creer en los demonios. Se vive mejor en un mundo de personas equivocadas de las que hay que protegerse, que de hijos de puta malvados que disfrutan viéndote sufrir. Algún psicopatilla suelto ahí por ahí, pero dejemos eso para los telediarios sensacionalistas y no dejemos que turben la visión global de las cosas. Tus hijos, tus padres, tus parejas, jefes y empleados, son humanitos normales que intentan hacer la cosas bien y a menudo, por estupidez, dejadez e ignorancia, las hacen mal.
Bastante doloroso es lo que te han hecho para que te ensañes. No hay nada mejor para cerrar heridas que entender que la maldad no es lo que ha llevado a alguien a actuar como lo hizo. Si consigues encontrar una línea que explique su comportamiento la realidad se hace más manejable, ya no cae todo en una farsa de la que has sido el protagonista. Si reducimos todo a que el otro es un cabrón sin escrúpulos, todo lo vivido queda reducido a cenizas, y cuando eso sucede, una parte entera de tu vida se convierte en una gran mentira y por tanto, en un desperdicio que sólo a un tonto se le podía pasar por alto.
Nada de esto refleja la realidad.
Como siempre digo, los leones no son malos, pero si eres cebra debes hacer una serie de cosas al respecto. No importa qué es o deja de ser el león, sólo importa cuidarte de vivir lo mejor y el mayor tiempo posible.
Un pequeño matiz, no es saludable empatizar desde el primer momento. Me parece más coherente con nuestra condición humana permitirse un pequeño estado de explosión emocional dónde quieras meter el dedo en el ojo al que te ha hecho sufrir, pero cuanto antes dejes ese estado atrás, mejor será para ti.

La otra faceta saludable de la empatía, olvidada en este caso por la envidia, es que ponerse en el lugar del otro cuando las cosas le van bien es una forma muy sencilla y barata de hacer de tu vida un parque de atracciones. Cuando alguien te cuente su viaje, su última relación sexual o la comida que tuvo con sus hijos, intenta meterte en su piel todo lo que puedas. Con toda la gente que hay feliz, tienes un bazar de infinitas posibilidades para mimetizarte con su felicidad.

Con permiso del viento.