Ha llegado a mí un texto que me gustaría compartir. Lo correcto sería consultar con algún libro de historia el post de este miércoles antes de publicarlo, pero hoy he quedado para hacerme la foto depilación en las ingles y no puedo aplazarlo. Las cosas hay que contarlas cuando surgen y no cuando conviene. Es un fragmento de Don Benito Pérez Galdós, año 1912, hace 104 años:
Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no hacen más que pastar. Carecen de valores, ningún fin elevado los mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta.
Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, llevarán a España a un estado de consumición…
No acometerán ni el problema religioso, ni el económico ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, favores a amigotes…
No creo en los revolucionarios. La España que aspira a un cambio radical se está quedando tan anémica como la otra…
¡Pobres españoles!, lo que nos costará recuperar lo perdido.
Bellas palabras de todo un visionario desde luego, pero como hasta el diablo se merece un abogado que le defienda, y como el otro bando ya tiene muchos que velen por sus intereses, este miércoles me toca romper una lanza a favor de los políticos. Siempre es más divertido por otro lado defender posturas impopulares.
Ya avisaba hace un momento que carecía de conocimientos de historia, así que no sé muy bien a que se refiere nuestro buen Benito cuando dice “lo que nos costará recuperar lo perdido”. Después de leer las ideas que a continuación me dispongo a exponer, igual piensas que no tengo ni puta idea de lo que hablo y que soy un gilipollas, bueno, es lo que tiene defender al diablo. Vaya por delante que de lo primero vas bastante bien encaminado y de lo segundo, otro tanto.
Ahora la sociedad está muy mal, hay mucho paro juvenil y corrupción y demás, pero me da que la mayoría de los jóvenes de ahora que no tienen trabajo viven bastante, bastante mejor que los que trabajaban hace cien años. No tienen un duro y su futuro es incierto, pero la mayoría tienen videoconsolas, Spotify, televisores con veinte canales, vuelan por treinta euros con Ryanair a Europa, hacen fotografías super chulas con sus móviles, se desplazan en coches compartidos a través de Blablacar, tienen camas de látex, el frigorífico lleno y aire acondicionado en sus casas, que vienen siendo las de sus padres, pero para el caso las ocupan de igual manera. Algo me dice que los que trabajaban hace cien años viajaban menos, tenían menos comodidades y su futuro era tan o más incierto. Antes por otro lado no había corrupción, porque no se andaban con tonterías de venderte la moto a través de preferentes o reunirse en torno a una partida de padel en el Palacio de Marivent para crear una ONG donde blanquear dinero. No, antes lo hacían a la cara. El que tenía el poder cogía lo que quería, y el que no estaba de acuerdo se arriesgaba a que le metiesen en la cárcel o un tiro en la cabeza. Ahora tienen la decencia de tratarnos como imbéciles, de ocultarse en el juego del gato y el ratón; no creo que los reyes de antes se molestasen en esas artimañas para apropiarse de lo que deseaban.
Si no fuese porque estos bufones en sus jueguecitos de trilero a menudo meten el codo en el ojo al involuntario espectador causándoles un gran pesar, la verdad es que serían unos cómicos la mar de salados. Nada hay más divertido que la farsa del Senado, todos enfurruñados como niños de guardería señalándose con el dedo. ¡Pero qué divertidos que son estos cabroncetes! Eso sí, echo en falta que además de la corrupción no se haya destapado algún lío de faldas: Rajoy metiendo mano a Montoro en la fotocopiadora, o una exclusiva del Mundo dónde han pillado con cámara oculta a Pablo Iglesias viendo porno ecológico, o sea, sexo entre animales de granja criados en libertad y alimentados por piensos libres de químicos. Un tachón imperdonable en vuestro estatus de golfos mediterráneos, una pena, pero que le vamos a hacer, a cambio tenéis los Eres. Estos andaluces llevan la gracia en las venas.
A estos niños con poder que son los políticos hay que atarles en corto, pero ya que hoy he querido defender al diablo, igual en líneas generales han conseguido acondicionar el infierno para que no se viva tan mal del todo.
Todo es mejorable, y hay que ejercer la debida fuerza para mejorarlo, y para mejorarnos, pero acabando con la frase con la que empezamos, “lo que nos costará recuperar lo perdido”, igual también es fácil idealizar un pasado del que ya no queda nadie vivo para contárnoslo en primera persona. Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor me parece una estupidez, aunque para decir estupideces ya hemos quedado que aquí hay un buen representante. Sí, soy un gilipollas y un inculto. La única diferencia que tengo con la mayoría de personas es que ellas creen que los gilipollas y los incultos son los demás, y yo creo que lo somos todos. Unos más otros menos, pero con menor variabilidad intrasujetos de la que en un primer momento pudiese parecer.
Que no conste en acta:
Obviamente el problema es mucho más complejo, serio y global, cierto, pero esa parte se la dejo al fiscal. ¡Qué clase de abogado sería si soy quién pone sobre la mesa los trapos sucios de mi cliente!
Con permiso del viento.