La tierra es plana

Los maestros, a menudo, aprenden a hierro y fuego las lecciones que luego nos legan. El maestro de hoy, se sorprende años después de como pudo tomar ciertas decisiones en el pasado, que hicieron perder a su empresa familiar mucho, muchísimo dinero. Es en su forma de expresarlo, donde encuentro una lección que puede sernos de ayuda a todos: “No puedo creerme que estuviese convencido que la tierra era plana”.

Me encanta la idea. No podría ser más gráfica e intuitiva. La tierra es plana. Una sentencia aceptada durante siglos por la humanidad. Ahora, viendo el globo terráqueo desde los satélites, o cruzando los mares sin precipitarnos al vacío, nos parece una aseveración tierna de lo ridícula que es. ¡Qué fácil es desde el futuro reírnos de algunas decisiones que tomamos en el pasado! ¡Con qué meridiana claridad concluimos que nunca debimos tomar ese camino! Lo gracioso, es que lo afirmamos precisamente desde el final de ese camino.

Antes o después, todos acabaremos afirmando que la tierra es plana. Lo gritaremos con convencimiento, abanderados de una verdad irrefutable como que son los pies y no las orejas las que nos mantienen en pie. Esa curva en la que aceleras de más con el coche, esa noche en la que te acuestas con quien no es tu pareja, una explosión de ira en el trabajo o en casa. En el momento de decidir, justo en ese momento, estás convencido de lo que debes hacer. Incluso si piensas que es descabellado hacer lo que vas a hacer, te convences que más absurdo sería hacer una vida permanentemente regida por la coherencia y el orden. Las cartas están echadas.

Yo entiendo tu sorpresa cuando descubres que estabas defendiendo que la tierra era plana, pero, es que, es inevitable ver la tierra plana de vez en cuando. Esta sociedad infantilizada que pretende controlarlo todo, se horrorizará ante la perspectiva de tal afirmación. Como el papel todo lo aguanta, hay quien ve viable exterminar los fallos, erradicar la imperfección. Imponer la curvatura. La sensatez. Las leyes, la física y el orden degollando el caos. Acabar con los errores. Desde esta perspectiva, cuando te des cuenta que estabas equivocado, y que contra todo pronóstico tú también has estado manteniendo que la tierra era plana, te sentirás un gilipollas, un imbécil, cómo no, una mala persona.

Si todos supiésemos que la tierra es redonda, nunca saldría nada mal, no habría llantos ni sombras. Es una idea bonita, o no, pero responde más a una falacia de control que a la realidad. Entonces, ¿siempre veremos la tierra plana? Creo que sí. Este maestro no busca ahorrarnos las consecuencias prácticas de nuestros errores, sino las morales. Él, ha tenido que pagar ingentes cantidades de dinero en abogados, ha padecido por hacer sufrir a su familia, ha temido acabar en la cárcel, pero no tiene sentido sentirse culpable por haber estado convencido que la tierra era plana. Sobre decir, que no ha llegado a esta conclusión ni rápida ni fácilmente, lo que hace que su lección tenga aún más valor. Viene de quien ha navegado los mares y ha temido precipitarse en la cascada infinita de los confines del mundo, no de los teóricos que escriben sobre un papel que todo lo aguanta.

R.R.R.

Esta semana, recuerda que contra todo pronóstico la tierra podría no ser plana. Si defiendes que sí con garra, y luego resulta ser redonda, paga lo que debas de pagar, pero no te sientas idiota ni cuestiones tu valía.

Nota: Si quieres compartir con nosotros alguna lección que hayas aprendido, estaré encantado de dar a tus maestros y maestras la más afectuosa bienvenida. Puedes escribirme a, rafaelromerorico@yahoo.es