2020

2020 ha sido el año que peor ha tratado a las personas en décadas. No a los gaditanos, ni siquiera a los españoles o europeos, sino a la humanidad en su conjunto. El espíritu comunista de esta pandemia se ha impuesto y nos ha jodido por igual a negros y blancos, ricos y pobres, heteros y transexuales.

¿Es el 2020 el peor año? Para aquel que hace tres años enterró a su hijo fallecido en un accidente de tráfico, 2017 fue notablemente peor. Esa chavala de quince años, que no es población de riesgo y los abuelos que le quedaban vivos siguen vivos, le golpeó más de lleno ese 2016 que la violó a manos de su profesor de música. Para esos 6.500 niños que mueren al día de hambre, año tras año, desde hace muchos años, tampoco parece que el 2020 vaya a ser un año que tachar del calendario. La peculiaridad del 2020, es que nos ha jodido a todos, en una franja que oscila entre el mucho, y el muchísimo. La hoja de la navaja de esta pandemia está ensangrentada con las ilusiones segadas a siete mil millones de almas. No puedo más que reconocer tu sobrenatural poderío. A la reina, lo que es de la reina.

El 2020 ha dado muchos reveses. Ha sido una cosecha de putadas muy fértil en calidad del producto, y más aún, en cantidad, pero el 2020 también ha dado muchas alegrías. Aquí cometerás el error que cometemos todos. Cuando algo se repite en el tiempo dejamos de valorarlo como una suerte, para tomarlo como un derecho. Qué especie tan divertida somos. El 2020, igual te ha dejado seguir disfrutando de tu vista, oído y tacto; te has corrido unas cuantas veces; has paseado sustentado por tus piernas y cantado mientras te duchabas; has disfrutado de tus amigos y familiares, menos que otras veces, pero infinitamente más que nada, si no me crees, ya me darás la razón cuando llegue la nada; te has bañado en una de las maravillosas playas o paseado por las sugerentes montañas que atesora España; pero como todo esto lo hiciste el 2019, y el 2018, consideras que esas satisfacciones te pertenecen por derecho propio. Posesiones vitalicias por haber aprobado la oposición de humano. El caso, es que el 2016 quitó la vista a Luís, y el 2007 arrebató la madre a Lucía. ¿Hicieron algo mal Luís o Lucía para recibir ese castigo? No, el año, la vida, se lo arrebató con la misma gracilidad que en su momento se lo ofreció.

No debes dar nada por hecho. No estoy diciendo que hagas las cuentas de la vieja. “Cómo el 2020 me ha quitado el trabajo, pero me sigue dando ojos con los que ver a mis hijos, pues, ala, a reír que son dos días”. No, no se trata de hacer tablas entre los pesares y los placeres; las alegrías y las putadas. Solo digo, que el 2020 te ha dado muchas, muchas cosas buenas, pero esta maldita pandemia y estos malditos medios de comunicación hacen que solo te centres en toooooooodo lo que va mal y, toooooooodo lo que va ir a peor. La muerte nos ha eclipsado.

Para compensar tanto afán destructivo, no te animo a que niegues lo perdido, sino a que disfrutes de lo ganado y agradezcas lo conservado.

El martes 15 de diciembre, desayunando, pensé que estamos muy pendientes de lo que nos ha dado el 2020, pero descuidamos lo que nosotros le hemos dado a él. Eso de que el azar reparte las cartas y tú decides como las juegas. El 2020 nos ha puesto frente al tapate a una adversaria astuta, la pandemia, pero eso no debe servir para amilanarte, sino al contrario, has de sacar al mejor jugador que lleves dentro. Y lo has hecho. No te conozco, pero sé, que este 2020 has realizado una de las mejores partidas de tu vida. Echarse unas carcajadas en el 2019 no tuvo especial mérito, sacarle una sonrisa al 2020 es toda una hazaña.

Sé que le has dado al 2020 muchas cosas neutras y algunas malas. No negamos nuestros errores ni nos avergonzamos por ellos, sencillamente, en un año donde tanta atención se ha dedicado a lo negativo, quiero qué por un rato, te centres exclusivamente en lo bueno que le has aportado a este 2020. Y es mucho. Lo sé, porque al igual que una pandemia nos quita a todos ciertas cosas por igual, todos por igual tenemos que tirar de determinados recursos. Por eso, sé, que a este año le has dado ingentes dosis de paciencia, valor, autocrítica, tolerancia a la frustración, energía, gestión de la tristeza y la incertidumbre, amor y perseverancia. Entre otras muchas. Si además has enfermado, perdido a un ser querido o visto agonizar tu negocio, habrás tenido que llevar tu musculatura emocional hasta límites desconocidos para ti. Has superado tus propias expectativas, pero, es que, eres mucho más fuerte de lo que creías.

Este 2020 te ha desnudado dejando al descubierto al poderoso jugador que llevas dentro. Sólo ante los grandes retos uno saca lo mejor de sí mismo, por eso, estoy convencido, que has hecho un añazo. Mi más sincera enhorabuena. “Rafa, si tan bien lo estoy haciendo, ¿por qué llego al final del 2020 exhausto y arrastrándome?”. Deja atrás tu soberbia humana y muestra respeto por tu adversario. Cuando la tormenta la mandan los dioses, a lo más que pueden aspirar las personas es a no ahogarse. Tragar agua está en la naturaleza del mejor de los nadadores.

Ese martes 15 de diciembre, desayunando, decidí que si el 2020 me había dado limitaciones y encorsetamientos, yo le daría libertad; si me había dado tristeza, yo le daría alegría; si quería vestirnos de gris, yo me vestiría de rojo; si quería aplanar la Navidad, yo la elevaría; si nos había empujado a quedarnos en nuestras casas, yo saldría a la calle a decirle a quien me encontrase que es mucho lo bueno que tiene, que ha sido un año muy difícil cuyo barrizal no debe ocultar las frescas fresas que se esconden bajo la tierra, y que hay que pensar menos y actuar más. Esa mañana fui a una tienda de disfraces y decidí dar todas mis sesiones vestido de Papá Noel. Además, decoré el purificador de aire del despacho con motivos navideños. Era la forma de decir a las personas que acuden a mi consulta, que no nos importa quién nos ponga la vida en frente del tapete. Nosotros jugaremos nuestra partida. Y jugaremos a ganar.

Y recuerda: si te envidan en el juego de la vida, siempre, siempre, envida más. Cuando uno juega a ganar nunca puede perder, porque ganar es una actitud, no una posesión.

En función de la lectura que hagas del 2020, así escribirás tu 2021.

Nos vemos a la vuelta de las fiestas.

R.R.R.