Uno por uno.

“Rafael, ya tienes una reserva para Carabias. ¿Cuándo va a ser tu próximo viaje?”.

Este mensaje me llegó ayer después de reservar una casa para las Navidades. Es de un portal de alquiler de alojamientos que funciona realmente bien, pero tienen la costumbre, que a las pocas horas de haber hecho una reserva, te envían el texto anteriormente citado.
¿Es horrible, no te parece? Aún no me he tragado el alimento que ando comiéndome y ya están metiéndome otro en la boca. Viajar se compone de tres partes, a cuál mejor: rememorar lo vivido, vivirlo, anticipar lo que vas a vivir. Cada una tiene sus atributos, pero la ilusión de lo que está por venir es uno de los grandes regalos que te brinda viajar. ¿Podrían dejarme en paz y no bombardearme con lo siguiente que tengo que hacer? ¿Podrían, dejar, que mi próximo viaje se instale en mi paladar y goce de la exclusividad de quién no mastica nada más ni nada más le está esperando para ser masticado? ¿Podrían dejar de recordarme que nunca es suficiente, que viajar, que es un merecido respiro para salir de la cotidianidad, no es algo que uno debe estar haciendo constantemente, siempre en la cresta de la ola, siempre acumulando experiencias, siempre yéndose de dónde uno está para anhelar lo que no tiene? Ya me tenéis ganado, pocas cosas me apasionan más que viajar, ¿pero podrían dejarme disfrutar de lo que en este momento tengo sin tener que clavar la mirada en lo que carezco?

¿Podrían no recordarme que pronto saldrá la nueva versión del teléfono que aún estoy sacando de la caja? ¿Podrían no mostrarme que hay un destino más exótico y lejano que en el que ahora me encuentro? ¿Podrían no mostrarme el menú de mañana mientras como hoy? ¿Podrían no decirme el lunes que lo bueno llegará el viernes? ¿Podrían no mostrarme los ataúdes al poco de salir del vientre de mi madre?
Si no hacen oídos sordos a mis peticiones, gracias. En caso contrario respeto su derecho para velar por sus intereses financieros a costa de mi felicidad, pero cuenten con que no se lo ponga fácil; ni espero se lo ponga cualquiera que haya leído este escrito.

—Rafael, ya tienes una reserva para Carabias. ¿Cuándo va a ser tu próximo viaje?
—Pues no sé, pronto supongo. Ahora vete a freír espárragos y déjame disfrutar del que tengo entre manos.

Los placeres hay que masticarlos uno por uno para sacarles su jugo.

El rumor del olvido.