No pretenderías aprender a navegar viendo un tutorial en internet, ni un idioma por ir a clase una vez al mes. No hay nada que te hayas propuesto aprender a hacer a lo que no le hayas dedicado ingentes cantidades de esfuerzo, salvo a ser feliz. Y no, dedicar miles de horas a escuchar, ver y leer lo que otros te dicen que debes hacer para ser feliz sólo es el punto de partida; cuando no la excusa para confundir moverse con avanzar, entretenerse con trabajar, razonar con actuar.
El verdadero trabajo te corresponde a ti, a solas, sin testigos ni aplausos, envuelto en la anodina bruma de la rutinaria disciplina. Por eso la estructura de los miércoles del recuerdo va a consistir en una idea que te señalo, un texto corto para hacerte atractivo el proyecto, cediéndote rápidamente el testigo a ti para que te ocupes de tus cosas.
Cómprate una libreta y dedica a estas ideas que te iré proponiendo cinco minutos, cuatro o seis días a la semana. ¿Sólo cinco minutos? Puedes hacerlo más, pero con ese tiempo es más que suficiente para hacer la idea tuya, no ser un papagayo de las ideas de otros. También puedes ponerte alarmas en el móvil para que diariamente te salten mensajes asociados al tema de esa semana.
Llámalo como quieras: Recuerdos, Crónicas de la obviedad, Para no olvidar, etc. Aunque yo te haga sugerencias, estaría bien que cada semana te inventases tú el título de cada capítulo. Empieza ya y dentro de unos meses tendrás un librito precioso que te ayudará a recordar, a recuperar lo importante, subrayándolo por encima de lo superfluo.
Y si no haces nada de esto y sólo me lees, algo de provecho seguro que sacarás. Lo bueno de estos miércoles del recuerdo, es que son un cohete que puedes usar para ir a la panadería, o para sobrevolar la luna.
Empecemos por tanto esta semana con la idea que hemos tratado: no puedo dejar a mi felicidad las sobras de mis otras prioridades, no seré feliz escuchando a otros cómo ser feliz, no pueden hacer el trabajo por mí, cómo todos los trabajos habrá una parte aburrida y laboriosa, en conclusión: es MÍ felicidad y por tanto, es MÍ trabajo.
El rumor del olvido.