Sólo hay lo que ves

Una imagen vale más que mil palabras, a la vez que hay mil palabras distintas para interpretar una misma imagen.; conclusión: imagen y palabras deben ir juntas.

Corre por la red un juego de ilusión óptica en el que sale una imagen con doce puntos pero es prácticamente imposible ver más de tres o cuatro puntos simultáneamente. Es bastante frustrante, incluso tiene algo de mágico, porque tú sabes que hay un punto en la esquina izquierda, lo acabas de ver al focalizar ahí la atención, pero cuando diriges la mirada hacia arriba del recuadro aparece un nuevo punto negro y desaparece el que hasta hace un momento veías. Más allá de lo entretenido de este efecto, llamo tú atención sobre esta ilusión porque gracias a este juego podemos ilustrar de una forma vívida una idea archiconocida por los psicólogos: la atención selectiva. O lo que es lo mismo, sólo existe aquello a lo que le dedicas atención.
Las personas deprimidas sólo ven aquella información que corrobora su forma hostil y sombría de entender el mundo, el resto de datos, sencillamente, no es procesado. No es que no le hagan caso, lo omitan o decidan pasarlo por alto, no, sencillamente no existe, como esos nueve puntos negros que existen en la imagen pero no se ven. No es un acto de voluntad o de estupidez, es que el campo visual tiene sus limitaciones y no podemos abarcarlo todo. La diferencia es que mientras que en este juego nos avisan que hay más puntos de los que vemos, en la vida real damos por hecho que no hay más realidad que la que percibimos, olvidando que sólo vemos lo que nuestro cerebro decide que merece la pena ser visto: el desconfiado memoriza las traiciones y traspapela las lealtades; el ansioso no pasa por alto ninguna amenaza; el perfeccionista sólo ve los errores, cuánto mejor se pueden hacer las cosas; el que se desprecia tiene un radar al que no se le escapa una derrota propia ni una victoria ajena; aquel que teme el devenir del tiempo sólo ve vejez, enfermedades, rutinas y decadencia; los que no pueden tener hijos sólo ven mujeres embarazadas; los que no soportan a sus parejas, defectos en ellas…

El cerebro nos miente, nos miente descabelladamente, pero la situación es mucho más enrevesada que la de aquellos que viven regímenes totalitaristas, porque nosotros creemos que nuestra forma de ser y de reaccionar ante el mundo se ha instaurado en la democracia, y mientras que pensemos así, no nos sublevaremos, porque ni siquiera seremos conscientes de estar presos
El proceso para combatirlo no es sencillo, pero te ayudará recordarte que aunque pondrías la mano en el fuego afirmando que sólo hay cuatro puntos negros, hay doce. ¡Quién sabe si no más!

Este texto sin la imagen está cojo, te animo a que busques esta ilusión en internet y la contemples teniendo presente lo que hemos hablado. No son puntos negros lo que aparece y desaparece, es información, información relevante que condiciona tu forma de vivir.

Pon en el buscador de Yahoo o Google: ilusión óptica de los doce puntos.

Con permiso del viento.