Un libro hablando de amor, no cabe duda de que me he venido arriba, pero he observado algunos comportamientos en vuestra especie que merecen nuestra atención.
Si, aunque parezca mentira, así lo creo. Las personas dan mucha importancia a que las quieran, cuando lo que realmente importa no es cuánto te quieren, sino cómo te quieren.
Hay personas que te harán la vida imposible, y algunas de ellas puedes dar por seguro que te quieren más que a su propia vida. ¿Cómo puede suceder esto? Porque el amor no es ningún salvo conducto para no dañar ni dañarse. ¿O acaso todas las personas que les cuesta dejar sus malos hábitos es porque no tienen nadie en sus vidas a quién amar? Algunos dirán: “si me quisieses, dejarías de fumar, de gritar, de trabajar tanto o de beber”; de lo que podemos concluir que aquellos que no cambian no aman. Todas las motivaciones que se encuentren para cambiar son bienvenidas, pero querer no deja de ser un elemento que ayuda al cambio, no lo entorpece, pero por sí sólo poco puede hacer.
Por tanto, hay personas que pueden quererte hasta la luna y más allá, y hacerte sufrir sobremanera. Más allá de cuestiones sentimentalistas y vanidosas, ser amado no vale para nada, al menos no por sí solo. Lo importante no es que te quieran, sino que te quieran como te gusta ser querido. Y con las mismas no creas que por amar estás haciendo algo grande por el otro, porque lo que el otro quiere es que le ames como él desea, no que ames como tú sabes amar. ¿Ser detallista es amar correctamente, o lo es respetar la independencia del otro? No hay una respuesta que valga para todos, sólo ha de importarte cómo quiere ser querido la persona a la que quieres dirigir tus atenciones. Si haces caso omiso a esto estarás haciendo mucho por el otro mientras que el otro se sentirá sólo y te reprochará que no cuidas la relación, a la vez que tú le reprocharás ser un desagradecido y un inconformista que nunca tiene suficiente y es imposible de satisfacer. ¿Cómo evitar esta espiral destructiva? Ya te lo he dicho, dando más importancia al cómo querer que al hecho en sí de querer.
Contrariamente a lo que se cree en este mundo hay muchísimo amor, pero es un amor de fondo que poca ayuda presta a la vida cotidiana. Hay amigos que llevan sin verse años pero se quieren mucho, parejas que se insultan pero se quieren mucho, personas dominadas por su “pronto” que te quieren mucho, familiares que están años sin hablarse pero se quieren mucho. Y lo peor de todo es que es cierto que se quieren, pero hay que intentar no caer en el efecto Hollywood, por el cual dos personas están enemistadas toda su vida pero en el último minuto de la película se produce un emotivo reencuentro que da sentido a sus existencias. Por bonito que sea ese minuto, no vale la pena estar años distanciados para que luego digas en su funeral cuánto le querías.
Conclusión, el amor de fondo está sobrevalorado. Los fondos sólo salen en momentos muy puntuales, la vida está formada por miles y miles de microgestos y éstos, sólo pueden disfrutarse cuando se hacen visibles en la superficie.
Con permiso del viento.