Gracias

Ayer mismo preguntaba a una persona que acude a mi consulta y es médico: «¿Qué porcentaje de pacientes dirías que te dan las gracias?». Me respondió que en torno al 30%, de hecho, ella matizó que daban las gracias a su manera, diciendo cosas del estilo: «Pues ciertamente me voy mucho mejor de lo que he llegado». Cuando le aclaré que yo me refería más a un agradecimiento directo a la labor del médico redujo el porcentaje al 20%.
Los pacientes suelen contarla: «No, no, ya no me duele el oído doctora, pero esta artritis me está matando». Sobra decir que antes de acudir al hospital era el dolor de oído quién le mataba. Parece ser que da igual cuántos «enemigos» matemos, nos sigue quitando el sueño que una bala perdida pueda matarnos a nosotros

Hablaremos muchos miércoles de esto, porque son muchos los logros que hemos obtenido como especie en el siglo XXI, pero qué duda cabe que nunca en la historia de la humanidad caminaron seres más desagradecidos. Lo que te propongo esta semana es que des las gracias de tener autobuses y metros que te lleven a los sitios, en vez de protestar por su retraso y aglomeración; que valores el poder comprar el pan cuando quieres en vez de tener que esperar horas a que pase la furgoneta, cuando no días si las carreteras han quedado incomunicadas en invierno. Cuando llegue el recibo de la luz y del gas alégrate de estar calentito e iluminado en vez de protestar por la tarifa; y cuando abras el frigorífico sorpréndete de tener tanto sin necesidad de echar jornadas de sol a sol para obtener tan poco.

No se trata de ir siempre con cara de tonto con una sonrisa en la cara, entiendo que estar atrapado en tu coche dentro de un atasco es un incordio, por mucho que no deje de ser milagroso que tu trasero repose sobre un asiento mullido, tu cuerpo goce de la temperatura elegida imponiéndose a la naturaleza, tus oídos sean acariciados por los sonidos seleccionados e incluso puedas reír y charlar con otros seres que habitan otros lugares gracias al manos libres. No, dar las gracias por el beso no hace menos doloroso el bofetón, o sí, da igual; lo que quiero para este miércoles no es aliviar los golpes, sino hacer los besos más jugosos.

Sería bueno que no olvidases que nunca, nunca, tuvieron las personas tan domesticado el contexto como ahora.

¿Has dado cien veces las gracias esta semana? ¿No? No importa, ahora tienes una nueva oportunidad…

El rumor del olvido.