A una única misión has de entregarte. Suscita desconfianza la sencillez de mi propuesta, con todas las cosas que nos piden, que nos pedimos. Todo es medido: notas, tamaño de nuestras casas, quilates de nuestras joyas, centímetros de nuestros penes, kilómetros de distancia de nuestros destinos, kilos de la báscula, centímetros que nuestras tetas ceden a la gravedad, hijos que podemos tener sin reproducción asistida y ceros de nuestras cuentas corrientes. Luego, las notas que nos ponen cada una de las pertenencias que tenemos alquiladas: trabajos, padres e hijos, parejas y amigos, deporte. Al menor descuido, la exigente Rotermeller que llevamos dentro y tras nuestra chepa, nos acerca la barita hasta la punta de la nariz amenazándonos con exiliarnos.
Todo cierto, a eso parece ser que nos conducimos los humanos 5G, a ser meros números, números que a su vez son numerados, números que emiten números sobre otros números. Números y más números. La felicidad, nuestras relaciones sexuales, nuestra satisfacción viendo una película, todo es un número. Cientos y cientos de objetivos, cientos y cientos de evaluaciones derivadas de cada uno de esos objetivos, y con todo, te digo que de toda esa lista de tareas a la que pareces tener que enfrentarte, a una sola de ellas te debes. Y para más desconcierto, no está sujeta a una valoración numérica.
¿He aprovechado mi vida? Si hoy, después de desayunar, con las migas de la tostada aún esparcidas por tus piernas, me dijeran que mi tiempo ha expirado, ¿respondería afirmativamente a esa pregunta?
A un único objetivo debes centrar toda tu pasión y determinación. Ya me llegue esa pregunta dentro de cincuenta años o lo haga antes de que hoy caiga el sol, he de haber dejado todo dispuesto para que más allá de la pena por marchar, sobresalga el gozo por haber estado. Queridos números, podéis iros todos al cuerno. Nada pintáis aquí. La respuesta a la única pregunta sensata que merece la pena dedicar el esfuerzo de responder no está sujeta a vuestros aniñados parámetros. ¿He aprovechado mi vida? Nadie habla de si ésta ha estado formada por más o menos años. ¿Mucho y poco? Miserias numéricas para mentes asustadizas. La vida, y su aprovechamiento, vuelan por encima, o por debajo, lo mismo me da, de esos fluctuables números puestos por los no menos fluctuables humanos para dar algo de orden a tanto movimiento.
Me da igual la eslora y manga de tu pene, el número que precede a tu teléfono móvil, dónde vas a viajar este verano o cuantos metros tiene tu casa, pero deseo que la respuesta a la única pregunta que no has de dejar de hacerte, sea afirmativa.
Te costará creerlo, pero esa pregunta tendrás que responderla hoy, porque se nace hoy, se vive hoy, y se muere hoy. Todo sucede hoy. Por lo tanto, es de vital importancia que dediques tu día de hoy a hacer lo que sea necesario para responder, sí, a esa pregunta.
El rumor del olvido.