Plan Anti Parásitos

Después de publicar el texto de Anti Joker, varias personas me preguntaron si había visto la película Parásitos. No la vi hasta este fin de semana y, ahora entiendo la relación que guardan entre ambas.
Avisar que el único spoiler de este texto es una frase, que en la película no tiene la mayor importancia, pero aquellos que no les guste leer las contraportadas de los libros para encarar estos en la más rigurosa neutralidad, igual prefieren esperar a ver la película antes de seguir leyendo.

De entrada, como ya dije de Joker, Parásitos es un peliculón. Una maravilla que nadie debería perderse. Actores, guión y fotografía son un gusto para los sentidos y el cerebro. Nadie debería salir aclarando que lo que sucede en las películas y en los videojuegos es ficción, pero dado los tiempos que corren de rampante victimismo y contenida agresión hacia aquellos que la vida parece irles bien, como si todos ellos fuesen ricos y felices de cuna, se impone, mejor dicho, me impongo, dar mi opinión.

En un momento dado, uno de los protagonistas viene a decir que la vida es caos y es absurdo hacer planes que antes o después fracasarán. Les habrá encantado escuchar esta idea a todos aquellos que han dejado de esforzarse en encontrar trabajo, el amor o la salud, porque el sistema es cruel e injusto y ellos no son más que pobres peleles meneados por los caprichos del devenir. Rezagados a los que la sociedad aplasta para después avanzar sin mirar atrás.
Estas personas que han decidido bajar los brazos, como parásitos que se adhieren a aquellos que los mantienen en alto, deben pensar que los que mantienen sus planes no sufren, no se frustran, no dudan de ellos mismos, no tragan tanta agua que les sale por las orejas. Como si todos los planes que se han propuesto les saliese rápido y a la perfección. ¿Es que aquellos que siguen haciendo planes no se les han muerto seres queridos? ¿No fracasan en el trabajo, no enferman, no les abandonan sus parejas o les fallan sus amigos?

No quiero escribir hoy a aquellos que dejan de hacer planes, si no a los que seguís haciéndolos a pesar de las dificultades. Te animo a que sigas haciendo planes. Muchos no saldrán, porque inevitablemente la vida es caos, pero qué duda cabe que es menos caos para quien tiene un plan. Un plan, en el que no tienes la última palabra; un plan, imperfecto; un plan, que sonaba mejor en tu cabeza que en la realidad; un plan, que a veces no se cumple; pero no tengas duda, que el que tiene un plan se le llena menos de agua la casa que el que no lo tiene. Seguro que a veces se te inundará, incluso haciendo las cosas bien. Qué rabia da, qué frustración, pero sigue con tu plan. Cuando la casa se te inunde, y lo hará, no caigas en la tentación de decir: «Total, para qué tener un plan si el caos siempre se te acaba metiendo por el culo».
No ganar siempre no es motivo para dejar de luchar. Retírate si quieres, pero luego no digas que ha sido porque le caes mal al azar: habrá sido porque el azar se ha encontrado el camino totalmente despejado para imponer su voluntad. Porque siendo cierto que no somos completamente dueños de nuestro destino, tampoco lo somos completamente esclavos de él. La vida es un juego en el que a veces ganamos, a veces perdemos, pero para poder ganar, es necesario no dejar de jugar.

Escribo hoy en honor de todos aquellos que no utilizan la precariedad de la existencia como una excusa para justificar su pasividad. Son muchos, se hacen llamar Anti Parásitos y, tienen un plan.

El rumor del olvido.