Felicidad a domicilio

Una de las muchas maravillas del tiempo que nos está tocando vivir, es la inmensa facilidad con que la tecnología nos hace vibrar. Te sientas delante de la pantalla, y una infinita gama de colores y sonidos entra en nosotros, ahí quietos en nuestro sofá, sin necesidad de mover un solo dedo. ¡Cuánto puede llegar a emocionarse uno sin hacer nada para ganárselo! Sí, es mágico, pero como todo tiene sus contraindicaciones: olvidar cómo se generaba bienestar a uno mismo.

Hoy en día nos ponen el entretenimiento en bandeja, empaquetado y listo para consumir sólo con dar a un botón que encienda la pantalla de tu móvil, tablet, ordenador o televisor. Es una felicidad lista para servir, a domicilio. Sin dejar de consumirla, sería un desperdicio no usar lo que tan bien sienta, harías bien en alternar este placer pasivo que entra en ti sin tu hacer nada, con ese otro que tienes que ganarte. Si no, corres el riesgo de olvidar como se hacía eso de emocionarse usando tus propias manos y tu propia cabeza.

El ejercicio para esta semana, es intentar disfrutar con eso que decían antes de: “con un palo y una pelota nos lo pasábamos como enanos”. Ellos sólo tenían palos, tú tienes palos y salas de cine isens con sonido Dolby Atmos Digital. Sé listo y haz uso de los dos.

El rumor del olvido.