Que tengas dulces sueños

Los libros nunca dormimos, ni siquiera cuando estamos cerrados, son muchas las ideas que albergamos dentro y cuando una no está haciendo una fiesta, otra está dándose vueltas a sí misma o la familia de ideas está dando la bienvenida a las nuevas ideas que vienen de los lectores. Padecemos insomnio intelectual crónico, pero lejos de incomodarnos presumimos de él, por eso me sorprendió mucho descubrir lo mal que lleváis dormir menos horas de lo que os gustaría. Aunque no entiendo tanto alarmismo, dedicaremos este miércoles a hablar de vuestros sueños.

Dormir bien ayuda a tener un buen día. Y es precisamente por saber de la importancia del sueño que duermes mal, por tu alarmismo y búsqueda de control. Cada minuto en la cama intentando dormirte sin conseguirlo te va agobiando, cada vez más preocupado de que Morfeo no se digne con su presencia.
A menudo cuando vemos pasar las horas empezamos a inquietarnos pensando que no rendiremos al día siguiente, que acabaremos padeciendo un problema grave de insomnio que afectará a nuestro trabajo y a nuestras relaciones y ante semejante panorama, exigimos a Morfeo que se presente de inmediato en nuestra cama. Pero Morfeo, que para eso es muy suyo, basta que se sienta amenazado con exigencias para que retrase aún más su visita. Y no sólo Morfeo lleva mal tus exigencias e imposiciones, si pretendes que tus erecciones, tu capacidad de concentración, tu tasa cardiaca o respiratoria, te obedezcan como bobos animalillos que te deben cuentas y adquieran de inmediato niveles más llevaderos, descubrirás que en este cuerpo que habitas no mandas tú, al menos no con mayoría absoluta.

Al insomnio solo se le puede vencer desde la humildad, encararse frontalmente solo empeora las cosas. No puedes hacer otra cosa que esperar, dejarlo estar. Ahora no toca luchar, mejor dicho, esta vez la lucha es contigo mismo, la lucha es contra esa costumbre tan tuya de querer tenerlo todo bajo control, incluido cuándo te desconectas de la realidad para entrar en los sueños. Entiendo que dejarse arrastrar por un cuerpo que da la sensación de cabalgar descontrolado angustia pero, ¡Cómo vas a calmar a un caballo con gritos, reproches y tremendismos!
No conviertas unas cuantas noches malas en un problemón. Llevamos vidas trepidantes, sobre estimuladas y con no pocas situaciones difíciles; es normal que no duermas como un bebé todos los días. No hagas un problema donde aún no lo hay.
Por si ya son muchos los días que llevas durmiendo mal te dejo algunos consejos que te ayudarán a cortejar a Morfeo:

– La cama es para dormir, no para leer, hacer crucigramas o ver películas.
– Se duerme en la cama, no en el sofá, así que no espero a coger el sueño en éste para ir somnoliento a la cama.
– En la medida de lo posible evita tomar somníferos.
– Absolutamente prohibidas las siestas.
– Se haya dormido lo que se haya dormido la noche anterior hay que mantener la hora de levantarse.
– Ningún problema es tan grave como para no poder esperar a ser resuelto al día siguiente.
– Tú no decides cuando dormir, tú solo creas un estado de su agrado y esperas lo más tranquilamente posible a que le dé la gana venir. Por si tienes dudas exigirle su presencia y angustiarte por su ausencia no es crear un estado de su agrado.
– Recuérdate que se puede tener un buen día habiendo dormido un par de horas.

Te seré claro. Si sigues estas directrices durante unas semanas volverás a dormir. No lo digo yo. Lo dice Morfeo.

¡Que tendrá el silencio de la noche que tanto atrae a mis problemas!

No lo sé.

Lo que sí sé es que los problemas se sufren de día y de noche, tumbado y en pie, pero se solucionan erguidos bajo el sol.

Con permiso del viento.