Ayuno vital

Al aparato digestivo de los occidentales, acostumbrado a los excesos, le ha venido bien este ayuno de experiencias al que le ha sometido la cuarentena. Debido a la tendencia de los organismos a la habituación, es muy difícil valorar lo que se posee. Igualmente, gracias al proceso de habituación, uno se acaba acostumbrando a lo que no posee, como es la pérdida de un ser querido. A fin de cuentas, la habituación viene a decir que aquello que se repite en el tiempo sin variación, un número suficiente de veces, deja de existir. Estar está, poro si no hay conciencia de algo, es como si no estuviera. Eso explica porqué te cuesta tanto disfrutar de algo tan sencillo como el agua o tus manos. Y cuando digo disfrutar, hablo de llorar de alegría, no esbozar un leve gesto de aprobación.
Si pensases todas las cosas que puedes hacer con las manos, te aseguro que llorarías de felicidad, pero como las manos han estado ahí fielmente, desde el principio de tus días, sin fallarte ni un solo momento, sencillamente, han dejado de existir.
Suena a capítulo de Black Mirror, pero así es. No tienes manos. Las perdiste hace muchos, muchos años, cuando dejaste de estar genuinamente agradecido por poseerlas.

Cómo no es fácil tener la voluntad para atarse las manos de vez en cuando para apreciar su posesión, la pandemia ha sido un maravillo ayuno de experiencias. Hemos viajado menos, gastado menos, socializado menos, hecho menos deporte, en definitiva, la pandemia nos ha cortado el grifo de algo que creíamos poseer por derecho, no por privilegio.
El ayuno, salvo algunas restricciones, ha llegado a su fin, y además coincide con las vacaciones de verano. No te dejes atrapar por recuerdos del ayer ni miedos del mañana, disfruta de cada pequeño manjar que te lleves a la boca.
Si tienes previsto unas vacaciones para los próximos días, concédete cierto egoísmo y corto placismo. La situación no está controlada ni es perfecta, nunca lo es. Ahora es la pandemia, antes era problemas con los hijos, dudas en tu relación de pareja, un familiar enfermo o la incertidumbre laboral; uno ha de aprender a disfrutar de las vacaciones sabiendo de la existencia de flecos sueltos. Sí, hay que coserlos, pero no durante las vacaciones. Las vacaciones son precisamente el descanso del arduo trabajo de ocuparte de los asuntos de tu vida.

Otra cosa que debes tener en cuenta es que tu cerebro no es un interruptor. No puedes estar sobre activado durante todo el año con preocupaciones laborales y familiares, llegar a la playa y desconectar así de repente. Tras la alegría del primer día, suele haber unos días de resaca emocional, dónde se ventila el excedente de tensión acumulada. Este año además tienes un plus de mierda acumulada por el bichejo este. No le des mayor importancia, comprende de dónde viene, y cuando te quieras dar cuenta estarás tan metido en tus vacaciones que no recordarás la vida que has dejado en tu ciudad.

Apelo a tu egoísmo. Se patriota de tu felicidad. No permitas que nada ni nadie te arrebate lo que te has ganado. Ha sido un año duro, déjate arrullar por los maternales brazos de las vacaciones.

La luz posee un brillo especial después de la oscuridad. Utiliza el ayuno forzado de la cuarentena, para disfrutar a manos abiertas de tus días de libertad.

 

Reverso.