“Gracias Rafa por tu interés pero eso de tener un buen día no va conmigo. Yo no soy una persona alegre, de hecho soy todo lo contrario. Es mejor que lo dejemos estar, ya lo he intentado muchas veces y no quiero hacerme ilusiones que luego se conviertan en conocidas frustraciones. Cada uno es como es. Aceptémoslo. Nací así.”
Aceptar te acepto tal como eres, pero no has de resignarse a la inmovilidad de cómo eres. Si creyese que las personas no podemos ser otra cosa distinta a lo que las circunstancias han querido que seamos te dejaría tranquilo, pero no lo creo. Por otro lado no es tanto dejar de ser una cosa para ser otra, eso no se puede ni se necesita, como flexibilizar aquellos rasgos de tu personalidad que te lastiman, no por el rasgo en sí mismo, sino por los excesos o defectos de ese rasgo. Ante mí el pesimismo también aparece sin yo hacer el más mínimo esfuerzo, es más, a menudo esquiva mis esfuerzos por desterrarle cuál vil sombra que huye de la luz. “Así soy yo y he de aceptarlo”, debería decir parafraseándote; pero no. Contrariamente a su vecino, el realismo guiado es cauto, fugaz y suele hacerse de rogar. No sólo he de llamarle a gritos para que me escuche, sino que he de gritarle más alto de lo que lo hacen sus compañeros. Aunque acude a menudo, no viene con el verbo ser, con la cotidianidad, viene como una prenda que me gusta como me favorece y me la visto todas las mañanas. Todas las que puedo. No lo siento mío, pero no veo motivo para negármelo dos veces: cuando nací, y ahora. Alguien podría pensar que es una farsa, una hipocresía, una lucha artificial contra lo que cada uno es. Bueno, es eso lo que nos diferencia de los animales ¿no?, el poder elegir si estamos de acuerdo con lo que Otros nos dieron y nos dan. ¿Acaso si naces con una mayor predisposición al frío que los demás ponerse más abrigo que la mayoría es traicionar lo que eres? Más parece que estemos hablando de adaptación que de traición.
¿Es reprochable que dediques tu vida a desprenderte de aquello que te hace infeliz? ¿Tiene algún sentido que sigas siendo pesimista porque siempre lo fuiste, porque es tu estado más natural? ¿Por qué ibas a sentirte cómodo con el realismo guiado desde el primer momento si toda nueva relación necesita de tiempo para amoldarse? ¿Y cómo vas algún día a estar cómodo con esta prenda si te la quitas en cuanto notas los primeros picores?
Nacemos desnudos, símbolo de la indefensión ante el azar, de la precariedad de nuestra voluntad; morimos vestidos. Asegúrate de ir vestido a tu funeral con las prendas que a ti más te gusten, sean o no las que mejor se amolden a tu figura.
¿Quién soy? Soy alguien con capacidad para hacerse esa pregunta, qué más podría pedir.
¿Soy quién quiero ser? Mientras no deje de hacerme esa pregunta no andaré muy lejos.
¿He de ser quién quiero ser? No, he de ser lo que soy. Acercarme a ser lo que quiero ser no deja de ser un entretenimiento.
Con permiso del viento.