Espejito espejito, ¿hay alguien más realista que yo? (3)

Todos tenemos claro lo que es el pesimismo, y nadie lo quiere a su lado. El pesimismo ensucia lo que está limpio, corrompe lo que está indeciso y cronifica lo podrido. Ser pesimista es una carta de recomendación para la depresión, la desesperanza, la apatía, la irritabilidad, la soledad y el desencanto. Todos estamos de acuerdo en que esto del pesimismo es un cáncer para el alma, o para la autoestima, si queremos ser más rigurosos con la ciencia que con la literatura. Algunos ven el optimismo como una postura inteligente ante la vida, pero la mayoría considera que esta palabra tiene connotaciones infantiles e inmaduras. El optimismo y el pesimismo son las etiquetas que tenemos para dirigirnos a los demás, mientras que el realismo es el espejo en que nos vemos reflejados. Normalmente nadie dice de sí mismo que es optimista o pesimista, dice que es realista, porque para esa persona su forma de ver las cosas es la que debe de ser. Todos nos creemos realistas como todos creemos que nuestra manera de educar a nuestros hijos, de llevar nuestros matrimonios, de trabajar y en definitiva nuestra filosofía de vida, es la más adecuada. Decir que nuestro enfoque de la vida es pesimista u optimista le restaría valor, como una postura ficticia que adoptamos, y que como alternativa, es digna de ser criticada. Te puedes considerar optimista, pero en última instancia dirás que eres lo único que es sensato ser; realista. Desde una perspectiva individual no hay pesimistas u optimistas, hay realistas a los que los demás les decimos que son pesimistas o optimistas.

Algunos piensan que su realidad les conduce irrevocablemente al sufrimiento. Se equivocan. La realidad es plana, y del mismo modo que solo ligeramente empuja hacia la alegría, así lo hace hacia la pena. ¡Que emociones tan distintas pueden ser constatadas en realidades tan parecidas!
Usa tu realismo guiado, trabaja con él, no te dejes arrastrar por las caprichosas corrientes de la realidad.
Aunque reprochable desde una perspectiva científica, realidades hay para todos los gustos. ¿Has caído en la cuenta de que a lo mejor deberías preguntarte por tus gustos?
Con todo lo que hay para mirar, ¿Por qué miras donde miras?

Los problemas no están en la realidad, están en tu mirada.
Lo mismo le sucede a las soluciones.

Con permiso del viento.