¿Bailamos?

Acabo de leer que Corea del Norte ha lanzado con éxito un misil capaz de impactar en cualquier parte del planeta, presumiblemente con capacidad para transportar varias ojivas… El problema es que Tío Trumpito también acaba de leerlo, bueno, él se habrá enterado un pelín antes.

En estos días que nos tocan vivir, los humanos estamos bailando sevillanas sobre un polvorín.

– ¿Y qué propones?

– ¡Y yo qué demonios voy a saber! Los psicólogos ayudamos a los tímidos a que abandonen sus asientos y salgan a bailar, y a los que dan pasos erráticos ha organizarse, pero de desactivar bombas no tenemos ni idea.

No hay razón ni hechos empíricos para pensar que el polvorín no vaya ha explotar bajo tus pies. De hecho en otros lugares está explotando en este mismo instante. Quizás hoy, quizás dentro de trescientos años, el interrogante sólo es cuándo te tocará a ti.

Por eso, como siempre, hay que bailar. Bailar, bailar y bailar. Tristes, ansiosos, dubitativos, con un pegadizo sentimiento de inevitable estupidez, pero no hay que dejar de bailar, no sólo porque es lo único que nos queda, sino porque bailar es muy divertido.

– ¿Y qué bailamos?

– Hombre, ahí ya se sabe que a gustos colores, pero un buen flamenco que grita de dolor y de alegría, pero ambas con pasión, me parece una buena música de fondo para acompañar una vida.

¿Bailamos?

Con permiso del viento.