Realmente hay muchas más sugerencias que diez, pero veamos éstas por ahora:
1.- Hagas lo que hagas y te pongas como te pongas lo nuevo, por continuidad, terminará por ser viejo; así que no dejes de buscar lo nuevo en lo de siempre o no tardarás ni dos años en marchitarte en un trabajo.
2.- Hay quién sube el Everest y le parece estar demasiado lejos del cielo y quién encima de una piedra se siente a años luz del suelo. En los placeres, hacer importante lo que parece insignificante, y no hacer pequeño lo que de por sí es grande, es tu labor.
3.- Emprende donde no es necesario hacerlo. Quizás no sea necesario para la empresa, para tu productividad y para tener a tus superiores contentos, pero innovar siempre es necesario para mantener la ilusión en forma.
4.- Refuérzate un ochenta por ciento por el proceso y un veinte por el resultado.
5.- Aprende de todos, no admires a nadie.
6.- Intenta hacer las cosas bien por ti, luego por la pasta y finalmente por la aprobación.
7.- Impregna la palabra intentar de todo el compromiso y la diligencia de quién sabe que el esfuerzo, que no el sacrificio, es la piedra angular de la realización personal.
8.- Pocas cosas hay tan agradables como la cordialidad con los superiores y tan violentas como confundir cordialidad con familiaridad. Ni tú eres su hijo ni mucho menos ellos son tus padres. Escucha sus consejos y reprimendas como un adulto, no como un niño empequeñecido por sus padres.
9.- El trabajo no es el enemigo, tus enemigos para tener un buen día en el trabajo son: cabrearte con tus compañeros por no ser como tú crees que deben de ser; tu pasividad ante las cosas que no te convencen por miedo al qué dirán o qué podrá pasar; la creencia secreta de que el trabajo, como la vida, deberían ser más fáciles de lo que son; la búsqueda en el trabajo de una valía que sólo en ti puedes hallar; la excesiva rigidez o laxitud con la que te ciñes a la expresión compromiso laboral… Esos y no otros son tus enemigos.
10.- Dedica el mismo tiempo a responder esta pregunta ¿Que aporta mi trabajo a mi felicidad?, que esta otra ¿Que le aporto yo a él para ser feliz?
Como se podría hablar mucho sobre el trabajo, hablaré poco pero conciso:
A.-
La mayoría de tu tiempo despierto que no estás comiendo o trasladándote, lo pasas en el trabajo.
Renunciar a ser feliz en el trabajo es renunciar a más del ochenta por ciento de tu felicidad.
Querer que pase rápido la jornada laboral es desprenderte de un plumazo del ochenta por ciento del tiempo del que podrás disfrutar en tu vida.
B.-
Si tienes que elegir entre no soportar a tu pareja y no soportar el trabajo, elige no soportar a tu pareja…pasas mucho menos tiempo con ella.
Tus relaciones personales no están sobrevaloradas, pero la importancia de cuidar tus relaciones laborales sí están infravaloradas.
Ser muy bueno en algo a costa de sacrificar lo demás es relativamente sencillo, sólo se precisa tenacidad.
El equilibrio es mucho más escurridizo.
Con permiso del viento.