Youtuber del éxito

A falta de una etiqueta mejor englobo en este grupo a los jóvenes 2.0 que hablan y hablan de las una y mil maneras de alcanzar el éxito, con una jerga exquisita repleta de referencias al crecimiento personal y empresarial, como si ellos en sí mismos fuesen un diccionario de liderazgo. Se han leído las biografías de los más grandes, ven todo tipo de conferencias orientadas a ser un triunfador, siguen en las redes sociales a los gurus de lo divino y lo terrenal, y al escucharles parece que hacerse multimillonario fuese una cosa al alcance de cualquiera.

Encerrado en un una solitaria consulta psicológica uno no tiene mucho contacto con el mundo empresarial, pero me llama la atención como chavales de veinte años hablan del éxito y de cómo llegar a él con una fluidez que ya quisieran los hombres de sesenta que les ha ido muy bien en los negocios.
No desprestigio la cultura audiovisual del éxito, la formación y la adquisición de conocimientos técnicos (aunque todo esto a menudo sirva más para fardar y aportar una falsa sensación de competencia que para evolucionar en lo importante), pero para hacer las cosas bien hay que trabajar muy duro, durante mucho tiempo, y en la misma cosa. Hay que actuar, no orar.

Los youtuber del éxito se adornan de tecnicismos, parafernalia que les dispersa y distrae por igual. Hablan de lo que hay que hacer, y lo hacen con una fuerza encomiables. Lástima que gasten tan y tan buenas energías en vender humo en vez de en fabricar oportunidades.
Y lo malo de los youtuber del éxito no es que sean actores, sino que lo sean tan buenos que se olviden ellos mismos que los son.
Hablan de términos como paciencia, disciplina, perseverancia, creatividad o libertad con una pasión desmedida, pero a menudo no son capaces de imprimir ni una décima parte de esa pasión en llevar sus propias palabra a la práctica el tiempo requerido.

Con permiso del viento.