La Juventud

Se acerca el día de los enamorados y corresponde hacerle el correspondiente homenaje. Tenía pensado hablarte del libro de abogacía que cada vez que veo las curvas de su encuadernación hace que pierda las solapas, pero recientes acontecimientos me han hecho cambiar de idea. No iba buscando yo enamorarme para tener algo que contar este miércoles, pero la vida tiene estas cosas y es imprevisible. El otro día me llevó por casualidad un lector al cine, en verdad no me llevó, hacía buen tiempo y decidió llevarme para leerme un rato antes de entrar a la sala.
Salí impactado. Cuando llegué a casa hablé con mi padre sobre mis síntomas. Él lo tuvo claro desde el principio: “hijo, no tienes nada por lo que preocuparte, sólo es amor. Te has enamorado de una película”. Lo dijo con un brillo en los ojos que delató que compartíamos amante.
Si se entera que voy a dedicar este miércoles a recomendar una película me echa gasolina en la boca y me quema, ya me lo imagino: “¿Qué va a ser lo siguiente, hacer críticas sobre vibradores y dar el parte meteorológico en Barbate? No puedes recomendar una película, porque las películas, especialmente esa, dejan espacios velados a la espera de que cada espectador los descifre a su manera. A gustos colores”. Pues mira papá, soy un libro, no una persona, y no debo cuentas a nadie. Así que hago lo que me viene en gana y recomiendo lo que me sale de las narices.

     Una bonita mujer enseñando su espalda desnuda es contemplada por dos octogenarios bien conservados. Esa portada ya sería reclamo suficiente para enamorarse, pero esa nostálgica imagen no puede esconder en ella sola los innumerables recovecos existenciales que aguardan al espectador que vea la película.

La Juventud.

La película habla de lo viejo, lo joven y de todo lo que hay en medio. Habla de amor, infidelidad, pasión, de padres e hijos, de sueños y frustraciones, de mentiras que cuidan y que dañan, de sufrimiento y consuelo, de fracaso y de nuevas oportunidades, y lo mejor de todo, es que habla de todo esto usando más imágenes que palabras, más música que reflexiones. También las hay, pero estas sólo están para guiar al espectador en los primeros pasos, luego tiene que ser él quien decida cómo recorrer el camino.
Cada película busca llegar al espectador de maneras muy distintas. En su género, “La Juventud” posee una exquisitez en las emociones y una sensibilidad únicas. Bien vale la pena cogerse una mañana libre en el trabajo para acudir a alguna sesión con poca gente, a ser posible mejor no ir acompañado: en la vida a veces hay que estar solo para luego poder compartir. Date prisa, rápido quitarán a este tren del andén para poner la enésima entrega del Diario de Bridget Jones. En esta sociedad que nos toca vivir lo nuevo reemplaza a lo viejo con la misma rapidez que la siguiente novedad hace viejo lo que hasta hace un momento era nuevo. Nos pasa con las películas, con la música, con los móviles, con la ropa, con lo viajes…Es todo un reto conseguir que no nos pase con nuestros seres queridos.

Hay mensajes con lo que no estoy de acuerdo, un uso algo excesivo de la tragedia, un aire machista al reservar la belleza a las mujeres, y con todo, o precisamente por ello, estoy locamente enamorado de esta película. Cómo dicen que el amor es engañoso y hechiza la razón, he vuelto a verla para comprobar si era sueño de verano y no, es amor de invierno.
Si un libro puedo enamorarse de una película, una persona puede enamorarse de cualquier cosa. Ahí dejo unas frases para que cada uno las dirija a su pareja, sus hijos, sus padres, sus mascotas, a la música, al tiempo, a la vida o a quién mejor considere que las merece:

Quisiera ser poeta para que mis sentimientos no se asfixiasen como raíces ensordecidas por la tierra.

No quiero parar el tiempo. No quiero que vaya más rápido ni más lento. Lo único que le ruego es que no corra más por uno que por otro.

Das vida a mi corazón sin pedirme nada a cambio como el oxígeno lo hace con mis pulmones. Tal es mi deuda para contigo.

Puedo soportar que me abandones, pero muero de pensar que la vida sea de ti de quién se despida.

Cuando paseo solo, siento que hay muchos como yo. Cuando voy a tu lado no me cabe duda de que no hay fortuna comparable a la mía.

Me gustaría mirar atrás y verte en mi pasado tanto como sentarme junto a ti a escribir nuestro futuro.

Mi amor es imperfecto, pero es que no conozco otro tipo de amor.

No hay hombre más ambicioso que yo, y por eso no aspiro a más que entrelazar mis manos con las tuyas.

Mi amor no conoce límites porque no hay fronteras que puedan contenerlo. Es poderoso, pasional y está lleno de vida. Mi amor está en constante movimiento. Mi amor es como el agua. Y a él me debo.

Con permiso del viento.