Oda a la masturbación

Entiendo aquí la masturbación no sólo como la capacidad para generarse placer sexual a uno mismo, sino como el arte de un individuo para administrarse bienestar a sí mismo sin la ayuda de personas anexas.

Cuando pregunto a las personas que tienen pareja si se masturban en solitario (como aclaración a masturbarse delante o con tu pareja), algunas me responden que porqué iban a hacerlo si ya tienen con quien conseguir una experiencia más rica y completa como es la sexualidad compartida.
Estoy de acuerdo con ellos. Si he de elegir, prefiero bañarme en las Maldivas que en Valencia, pero no era esa la pregunta. No se trata de qué es mejor, sino de porqué no darse un chapuzón de vez en cuando en Valencia. Como experiencia global playera las Maldivas son más atractivas, pero los valencianos tienen la paella. ¿Cuántas veces hay que ir al año a Valencia, una, diez? Y cómo iba a saberlo yo, sólo digo que si nunca vas a Valencia te estarás perdiendo algo.

Lo que quiero decir es que si la opción A es mejor que la B parece razonable dedicarle mucho más tiempo a la primera que a la segunda, pero, ¿por qué dedicar el 100% de nuestro tiempo a una sola cosa? Por abundante que sea lo que podamos encontrar en A, no puede abarcarlo todo. Si sólo estamos en las mejores habitaciones, nos perderemos las pequeñas aportaciones de las habitaciones más humildes.

Pero sobre todo hoy quiero centrar tu atención en la importancia de masturbarte en aquellas áreas que nada tienen que ver con la sexualidad. Quiero que vayas al cine, a comer un día de fin de semana a un buen restaurante, a visitar una ciudad, a un concierto, y quiero, que lo hagas solo. Hacer todas esas cosas acompañada es una gozada, qué duda cabe, pero hacerlo sola también es muy agradable. No todo en la vida es buscar el más, también podemos aspirar al distinto. Pasear por la Gran Vía sola no es ni mejor ni peor que hacerlo acompañada, de hecho en términos globales probablemente sea peor, pero si lo haces sola podrás acceder a un rango de experiencias vetado a la compañía. Si bajas esa calle con alguien tendrás que compartir la Gran Vía con la agradable e interesante conversación, si lo haces sola, nada se interpondrá entre tú y la experiencia que estés viviendo.

No, no quiero hacer al humano más individualista de lo que ya es. Aunque, ¿somos tan individualistas? Yo creo que en lo que a placer se refiere somos más codependientes que nunca. Ya no sabemos disfrutar de un paisaje sin compartirlo con un ser querido, o hacer deporte sin la compañía de la música. No hay nada que llene más en la vida que compartirla con otras personas, ese a mi juicio es el caballo ganador. Masturbarse no es más que dedicar algo de tiempo a cuidar al jinete.

Hay quién sólo hace el amor con la vida porque no sabe masturbarse. Coge o acaricia la vida entre sus dedos y no sabe qué hacer con ella, necesita que otros le acompañen en el baile. Esos, harán lo que sea con tal de no quedarse a solas con la vida. En cambio, el que disfruta de la masturbación, cuando opta por el roce de los cuerpos lo hace como una elección, no se ve obligado a él para ser feliz. Y como el roce hace el cariño, son muchas las veces que elige entregarse a la vida abrazado a alguien.

El rumor del olvido.