Hay muchos motivos para no dar un paso al frente, pero ninguno que justifique no hacerlo. Nada grave hay en juego. NI dinero, ni salud, ni amor. Lo más que puede suceder es no conseguir lo que se desea y, quizás, recibir algún inofensivo gesto de desaprobación sin más trascendencia ni odio que un: “Mira ese pobre, va para nada”.
A veces tenemos ideas ilusionantes que se salen de lo establecido y por tanto, podemos tacharlas en un primer momento de absurdas. Son planes que podemos mantener en nuestras cabezas años y años, sin dar el paso que convierta las ideas en acciones. No sólo hay que soñar despierto, hay que hacer de la realidad un sueño.
Suelen ser proyectos que cuando se cuentan reciben muchos aplausos, pero ante la perspectiva de su inviabilidad quedan sin materializarse. No son inviables porque rompan las leyes de la física, sino por sus dudosas posibilidades de éxito. Hoy voy a hablarte de dos personas que dieron un paso al frente.
Miguel es un compañero de Álava Reyes que ha creado un grupo de Whatsapp dónde va incluyendo a las personas que están pasando un mal momento. Todas las mañanas de lunes a viernes, lo primero que hace mientras desayuna, es buscar un chiste y mandarlo a este grupo para animar a sus miembros a tener un buen día. Alguien podría molestarse, no estar de ánimo para chistecitos, le recomendaría dejar de hacer algo que igual nadie agradece ni le han pedido, pero Miguel, sencillamente, ha dado un paso al frente. No se ha quedado en todos los motivos para no hacerlo, sólo ha tenido que abrazar uno, el que le decía: si lo quieres hacer, ¡Hazlo!
¡Bravo Miguel!
Jorge, entre otras cualidades y profesiones, es un guionista que busca trabajo. Un día me contó una idea que me pareció brillante. Hacer un video dónde sale él haciendo una entrevista de trabajo con un dinosaurio. Mandaría a las empresas una caja que al abrirla, saldría un globo inflado con helio en cuyo cordoncito, estaría atado el pen drive con el video. Me pareció una buena manera de dar a conocer sus aptitudes, pero sobre todo, su actitud. Jorge dudaba de que fuera una pérdida de tiempo, de parecer demasiado informal, por supuesto, de rayar lo ridículo, pero, ¿qué tenía que perder? Entablar conversación con los motivos para no actuar era sólo una excusa para justificar la pereza y los miedos, decidió no escucharlos y no sólo hizo el video, sino que lo ha empezado a enviar.
¡Enhorabuena Jorge!
Si quieres hacerte ochocientos kilómetros en el día para comerte una paella, hazlo. Si quieres invitar a un café a esa persona que te parece tan inaccesible, hazlo. Si te apetece tocar la guitarra en el estanque del retiro, hazlo. No lo haces para agradar a nadie, ni siquiera estás muy seguro de que vaya a salir bien, lo haces, ni más ni menos, porque quieres hacerlo.
Tú sabes mejor que nadie que no son cosas dañinas. Pueden parecer absurdas, muy probablemente lo sean, pero nadie saldrá perjudicado por llevarlas a cabo. Es como correr para coger un semáforo que sabes que muy probablemente no te dará tiempo a cruzar. En verdad, qué más da que te de tiempo o no, te sentirás bien de haberlo intentado. ¡Corre! Algunos pensarán que es una tontería, es obvio que va a ponerse en rojo antes de que llegues. Es cierto, pero quieres intentarlo, quieres correr, quieres ser alguien que baje las ideas a la tierra y, qué duda cabe, el que corre, acaba por coger abierto algún semáforo que se daba por descontado iba a cerrarle el paso. ¡Da un paso al frente!