Confidencialidad

No se puede ser más confidencial partiendo de la base de que estamos obligados a la máxima confidencialidad, al igual que una vez dentro de la piscina no se puede estar más mojado. Pero todo se puede mejorar.

Cuando trabajamos con pacientes no revelamos datos personales, pero a veces, se exponen casos en clases, jornadas y congresos, se pregunta a colegas sobre dudas que tengamos o incluso, a veces, comentamos aspectos de la terapia en nuestra vida personal. Obviamente, esto se hace sin dar ningún tipo de dato que pueda servir para identificarle: nombre, edad, sexo, profesión, etc.

Si decides realizar una terapia la confidencialidad será extrema, sin fisuras, letra pequeña o matices. Me comprometo a no hablar con nadie de tu caso, a no usarlo en ninguna ponencia, taller, clase o congreso, ni a comentar ninguna duda a colegas.

El motivo de este plus de confidencialidad al trabajar con psicólogos es lógico: si expones un caso de un colega, es muy probable que entre el auditorio haya muchos que le conozcan.

A nadie se le ocurriría ir a dar una charla a una empresa y poner como ejemplo un caso de una persona que es empleado de esa empresa.