Cuarentena. Capítulo 30

     13-04-2020            
          
    —Buenos días Mateo.
    —Buenos días.
    —¡Hace frío! —se quejó—. Voy a coger una sudadera.
    Enseguida apareció Clara con una sudadera amarillo fosforito cuyo vuelo acariciaba sus rodillas.
    —Te has propuesto que nos vean en Marte.
    —¿Eh?
    —Un poco estridente ese amarillo, no sabía que a tu padre le gustaban los colores tan alegres.
    —Es mía.
    —¿Tuya? Pero si te queda como una camisa de fuerza de esas de los manicomios.
    —No estás a la moda Mateo.
    —En ochenta años he visto pasar tantas modas que ya he dejado de seguirlas. Me mareaba.
    —Jooooder, ¿otra vez lloviendo?
    —Eso parece.
    —Ayer hizo un día súper y ahora, otra vez malo.
    —En abril aguas mil. ¿Te has dado cuenta Clara lo poco que tardamos en quejarnos de aquello que deseábamos conseguir? Cuando hay mucha polución queremos que llueva, pero al tercer día de lluvia nos quejamos de ella. En verano nos quejamos del calor, pero no hace ni un mes que hemos dejado atrás las navidades y ya queremos que pase el frío. Me temo que cuando volvamos a nuestros atascos, jornadas laborales y calles masificadas no tardaremos en añorar la cuarentena.
    —Qué tonterías dices.
    —Supongo.
    —Es que el tiempo está como la curva de muertos, que parece que viene bueno pero, de la noche a la mañana, se te pone a llover y te ahoga a cincuenta personas más que ayer, o una ráfaga de viento levanta el número de contagiados.
    —Si te has fijado, aunque ayer hacía sol y hoy está brumoso y llueve, las temperaturas han subido, y lo han hecho para quedarse. Podemos tener algún temporal aislado que baje las temperaturas, pero de aquí hasta octubre van a ir subiendo.
    —Quieres decir que las cosas van a ir a mejor y, se van a mantener.
    —La primavera es así, inestable. Siempre lo ha sido. Un día abres las gafas de sol y otro el paraguas, pero la verdad, es que Mayo está a la vuelta de la esquina y ese mes, en España, da un abrazo al verano del que el buen tiempo ya no puede deshacerse. Después del otoño y el invierno, estamos hasta el gorro del frío y anhelamos sentarnos en un banco a disfrutar del sol en nuestra cara. Es normal nuestra impaciencia, tu mal humor por el día que se ha despertado hoy, pero eso no cambia que la primavera da paso al verano, después del adolescente abril, viene el sereno Mayo. Este virus podrá cambiar muchas cosas, pero no podrá con las estaciones del año. Los copos de nieve que al caer levantan el espíritu del niño que todos llevamos dentro, la primavera que hoy y de siempre la sangre altera, los rayos del verano levantando estrellitas de luz sobre el mar y, la coquetería de las hojas vistiéndose de Ágatha Ruiz de la Prada en el otoño.
    —¡Prométeme Mateo que el verano llegará!
    —El primer día que empezamos la cuarentena, de las ramas de ese árbol que tenemos en frente, el cual nos lleva a engaño haciéndonos creer que le contemplamos cuando es él quién nos contempla a nosotros, empezaron a salir los primeros brotes verdes. Tímidos, aislados, frágiles. Las cosas, cuando se mueven lentamente como los glaciares, parece que no se mueven, pero lo hacen. A pesar de ver ese árbol todos los días, de haber sido todas nuestras conversaciones en la terraza arropadas por su presencia, no ha sido hasta hoy que he caído en la cuenta que su follaje ha explotado. La luz de sus hojas será la barca dónde se mecerá el verano, el otoño antes de hacerlas perecer las hará brillar como nunca antes lo han hecho, el invierno terco y rudo permitirá el reposo que todo ciclo necesita antes de volver a la vida y, luego Clara, puedo prometerte, que en primavera una gota de luz esmeralda se desprenderá como una lágrima de esperanza desde una rama del árbol.
       
 

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reverso.